8/11/09

Noches Árticas: 6-noviembre

Y por fin sucedió, el esperado regreso de la tercera edición del festival de música pop, indie, alternativa y folk más importante de la Zona Sur de Madrid.

La noche comenzó serena con los acordes de Alan Doyle, ante este rubio irlandés no podía dejar de preguntarme si sería descendiente de Sir Arthur Conan Doyle, pero vamos, eso son cosas de mi mente. Música tranquila, bien llevaba a cabo, y donde Alan ponía parte de su corazón, pero tampoco nos descubrió nada nuevo, a veces se notaba las fragancia de los aromas de las canciones de Johnny Cash.

Noam Bar Azulay, me sentí un poco defraudado, teníamos la sensación de estar ante esos artistas que salen a rebufo de otros, en este caso de Russian Red o de nuestra querida y admirada Anni B Sweet.

Episodio 69, con los fuenlabreños llegó el público de masas. Indudable calidad musical pero no podía dejar de pensar que estaba ante un grupo de música para quinceañeros/as. Realmente su música es más dura, pero aquí tuvieron que adaptarse a la dulce simpleza del acústico. Calidad no les falta, seguro que tienen un gran futuro y seguro que mi opinión es cuestión de mi edad.

Clockwork Bird, Álex, componente de Olivia de Happyland, inicia su andadura en solitario, en sus primeras canciones acompañado al piano por la mismísima y enorme Olivia. Ahí fue cuando supe que esta edición de Noches Árticas ya estaba aprobada con nota, por fin algo diferente. La voz profunda de Álex y su guitarra propiciaron por fin, los primeros silencios de admiración en la sala. No sabría como calificarlo, ¿entre grunge y pop quizás?, lo que sí puedo decir que fue un momento realmente grandioso, el final, quizás, un poco disperso.

Y llegábamos al final, apareciendo en escena Vilma y los señores, y fue el momento de quedarse con la boca abierta, con la lengua dos palmos fuera. Pero claro, ante la maravilla de dos músicos con la calidad y el bagaje de Ricardo Moreno y David Gwynn y de Vilma, sentada, con esa grandeza y halo de glamour que muy pocas personas poseen, sólo se pueden esperar buenas cosas. Empezaron a desgranar sus temas y entonces nos dimos cuenta de que Vilma no canta, Vilma simplemente desnuda su alma ante su público y acompañada con sus profundos ojos, su amplia sonrisa y dos manos que como diría Merche Esmeralda "son palomas" nos hizo vibrar desde la primera hasta la última canción. Con unas letras muy bien trabajadas y a veces muy duras, propias de gente que ha vivido y que puede entregar su sentimiento en cada tema por que sabe de lo que habla. Simplemente maravilloso, no recordaba pasar tan buen rato en Noches Árticas desde que estuvo Olivia de Happyland o J.F. Sebastian. De esos grupos que una vez llegan a tu vida y ya no te dejan. No tuve por menos que comprar su CD "Turbulencias"

Por cierto, saludos a Olivia de Happyland, presente en las Noches Árticas para actúar con Clockwork Bird y como parte del público. Es un honor que estuviera allí y más cuando anda en la vorágine de la promoción de su esperado disco "Casi feliz", ¡¡¡no veo la hora de que caiga en mis manos!!!

ovalero

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