Y Madonna reina en Madrid...

19 años sin pisar la capital del reino, y pese que a la Infanta Elena "vogueaba" como loca, la reina era otra, las reverencias eran para una reina pero no de cuna.

Después de que las fans femeninas buscaran como locas a Hugo Silva, presente entre nosotros, dio comienzo el espectáculo: superlativo, hiperactivo y super tonificado, un show de "viva la forma física" y donde los fotones te daban en plena cara en un evento de luz, color y sonido muy, pero que muy agradable y recomendable y perfecto y que junto a unos bailarines, que convencido estoy, son los mejores del mundo, la vieja dejó clarito quien mandaba esa noche en Madrid y quien seguía al pie del cañón después de tantos años, sin desfatigar, saltando del pop a la balada, del techno al hip hop de la manera más natural.

Salió la ambición rubia con raíces de dos centímetros y Madrid se vino abajo, presentándonos Hard Candy (convencido estoy ahora de que ha sido un disco infravalorado, tiene auténticos temazos) para vibrar poco después con Vogue.

No coincido con los críticos que tachan de aburridos dos momentos: Devil wouldn't recognize you y You must love me. A mí, el primer tema, me pareció una puesta en escena muy bonita y elegante, llena de sentimiento, un momento para dejar que la vista y los oídos disfruten. Y el segundo tema, me parece un indispensable, uno de esos temas donde disfrutamos de Madonna a voz pelada, con su guitarra, tan cerquita como estábamos.

Sí que me sobran La isla bonita y Spanish Lesson así como toda esa sobre producción gipsy que uno no entiende muy bien (y el gallo con el que la divina comenzó Spanish Lesson ozúuuu, pero se le perdona).

Con su carita de porcelana, su cuerpo de quinceañera, y unos ojos totalmente impresionantes y bonitos, nos dio muy buenos momentos además de los comentados: She's not me, Music, 4 minutes, Miles away, Holiday, Into de Groove, Frozen, Like a prayer... y el apoteósico final con "Give it 2 me".


El Calderón se deshacía con los "oé oé oé" y al ritmo de "guapa guapa guapa" que hacía a la diva sonreír y corear a la vez, así como esperar a que sus fans callaran para agradecer el calor y el cariño que se la estaba dando.

Por que no todo fue como detallan otros medios: "estoy caliente" o con simulaciones de masturbación.

Madonna en todo momento sabía donde estaba y que era lo que pasaba entre el público, y es de bien nacidos ser agradecidos, y ella lo fue para con el público madrileño. Mucho más que provocativa o provocadora, demostró lo gran señora que es, pero de eso nadie habla.

Hubo un momento que a mí no me gustó, me disgustó de hecho, con imágenes poco apropiadas, se ganó algún que otro silbido, pero visto que de esto nadie habla, tampoco lo haré yo, el mito debe estar por encima de estas cosas.

Allá parte la corte, hacia Zaragoza, simulando a los cortejos reales de siglos pasados donde los cortesanos iban con decenas de carruajes previos a la llegada de reyes y reinas para que todo fuera igual en todos sitios, que no faltara ni el más nimio de los detalles, cambia el contenido, pero la forma es la misma, y en el fondo, tiene encanto.

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